Paula Leal Tejeda, directora Escuela Trabajo Social UTEM: “Nuestro sello es la vinculación con la comunidad y el territorio”

Autor: PEDRO BERHO F|
Habiendo asumido este año su cargo, la doctora en Filosofía y experta en temáticas de ciudadanía, educación y juventudes, reflexiona sobre los principales desafíos que presenta la disciplina en la actualidad, señalando cómo esto se incorpora a la formación de pregrado.

Políticas públicas, justicia social, sostenibilidad, tecnología, derechos humanos y diversidad son algunos de los ejes principales en los que la disciplina del trabajo social se desarrolla actualmente en nuestro país, en un contexto social que exige cada vez más justicia, igualdad, y prácticas en pos del cuidado de las personas y del medioambiente.

La también Máster en Desarrollo Humano Local y Regional, asegura que la Escuela de Trabajo Social se centra en una formación profesional que abarca las diferentes líneas de desarrollo, lo que se plasma -por un lado- en la próxima actualización de la maya curricular de la carrera, así como también en las líneas de investigación de los/as académicos/as, además de los permanentes proyectos de vinculación impulsados por la escuela y el alumnado.

A poco más de un año de que la Escuela de Trabajo Social UTEM -ex Universidad de Chile- cumpla un siglo de existencia, y con la reciente realización de diferentes actividades conmemorativas para el mes del trabajo social, la Asistente Social mención Trabajo Social en desarrollo Comunitario y Gestión Local, analiza el escenario en el que se encuentra la disciplina y cómo la UTEM está respondiendo a este contexto a través del nuevo modelo educativo institucional.

¿Qué desafíos presenta actualmente el trabajo social?

– Como disciplina científica, nosotros tenemos una amplia gama de teorías que hemos generado a lo largo de la existencia del trabajo social y también modelos de intervención que nacen porque somos una profesión que está siempre en terreno, entonces el hecho de conocer bien los territorios, y el insertarnos en diferentes comunidades con diversas características, nos da la ventaja de poder generar modelos de trabajo que generan teoría, las que pueden realmente intervenir en un escenario muy complejo como el que tenemos hoy.

Actualmente, la formación del / de la trabajor/a social debe estar actualizada, ser amplia y variada, además de integrar la tecnología y las diversidades sociales. Esta labor la debe realizar con un fuerte sentido de respeto, de protección de los derechos humanos y de dignidad. Otro elemento importante a considerar es la tecnología. Hoy en día la inteligencia artificial llegó para quedarse, pero jamás va a reemplazar los sentimientos humanos o la solidaridad humana, entonces es un gran desafío del trabajo social, rescatar la humanidad y la dignidad de las personas, en un escenario donde debemos integrar los fenómenos de migración, diversidad, sexualidad, discriminación, entre otros.

Para lograr esto, debemos adaptar nuestros modelos de intervención, tomando también todos los recursos tecnológicos que están a nuestro alcance, ponerlos en los planes de estudio, ponerlos en los programas de cada asignatura y que nuestro estudiantado vaya desarrollando a la vez todos los valores éticos, la mirada y foco en la justicia social, teniendo herramientas concretas y tecnológicas, y que sirvan para hacer frente a las necesidades de sostenibilidad y de políticas públicas que respalden estas ideas.

Hay que comprender que podemos contribuir a mejorar la calidad de vida de las personas y de las comunidades. Es nuestra labor permanente el recordar que el trabajo social nace a la luz de luchas sociales de grupos que sistemáticamente estaban siendo excluidos, por lo que el trabajo social surge como un anhelo de justicia e igualdad, al mismo tiempo de la necesidad de una participación activa de la comunidad.

¿Cuál es el sello de la Escuela de trabajo social UTEM?

– Desde el punto de vista académico tenemos un cuerpo de docentes con doctorados en líneas de investigación como derechos humanos, movilizaciones sociales, exilio y solidaridad. Tenemos otra rama muy fuerte en familia, salud mental, y estamos abriendo una línea de juventudes y educación superior.

Por lo tanto, estamos abarcando varias áreas del saber con nuestras investigaciones. Hay profesores que, por ejemplo, están con proyectos específicos de investigación y también grupos de estudio, lo que permite que varios de estos proyectos cuenten con la participación del estudiantado Tenemos -por ejemplo- una ludoteca muy interesante, una biblioteca propia, tenemos salas de neurodivergencia, entonces hay proyectos que se están ejecutando. Y sobre todo, tenemos también académicos/as que están asistiendo a congresos, que están participando en redes de colaboración y de formación en educación superior específicas de trabajo social en Chile y Latinoamérica.

Asimismo, como escuela estamos dando un énfasis especial a los 100 años del Trabajo Social en Chile. Nuestra escuela es la más antigua de Chile y, por lo tanto, de Latinoamérica, y este 2025 celebramos los 100 años con eventos masivos a lo largo de todo el país y de Latinoamérica, pero nosotros/as ya lo comenzamos a conmemorar desde este año de modo de reforzar nuestra identidad como trabajadores/as sociales.

¿Cuál es el perfil distintivo del estudiante UTEM en esta disciplina?

– Es una estudiante que ve a la persona en su integralidad, pero esta persona no es sin la comunidad, siempre hay comunidad y siempre hay redes. Sabemos reconocer las redes y también cómo construirlas. En este sentido, tenemos diferentes áreas de aplicación de intervención, es decir, no solamente trabajamos a nivel de personal, de familia, también intervenimos a nivel de comunidades y de territorio, lo que nos identifica fuertemente con el sello de la vinculación con el territorio y la comunidad.

Por otro lado, hay un sello en todo lo que es la inserción laboral, donde nuestros/as egresados/as logran integrarse en el mundo profesional en aspectos diversos que tienen que ver con diseño y ejecución de políticas públicas y programas.

También tenemos una malla curricular, un plan de estudio que está en rediseño para comenzar a aplicarse próximamente, donde tomamos la base que tenemos fuerte en toda la línea de familia, grupos y comunidad, agregando asignaturas fundamentales como la salud mental, la que es una preocupación a nivel país y mundial, la sostenibilidad en sentidos ecológicos y de comunidades, y también lo jurídico, en materia de justicia social, que es un área importante en nuestra disciplina.

Todo esto en el contexto de la aplicación del nuevo modelo educativo de nuestra universidad, el cual tiene que ver con la experticia tecnológica en toda su dimensión. Desde el trabajo social, por lo tanto, eso es un sello también que queremos poner, en conjunto con la temática de derechos humanos y justicia social. Esto está presente en cada una de las asignaturas, en cada una de las clases, y en cada uno de los programas de asignatura, la cual es una base que nosotros tomamos para este rediseño que prontamente comenzará a aplicarse.

¿Qué se viene en el futuro cercano para la carrera en la universidad?

– En la escuela tenemos un desafío grande de continuar vinculándonos, por lo tanto, cada proyecto que realizamos debe ser triestamental, con una fuerte participación del estudiantado, de los/as funcionarios/as de la escuela y de la universidad en sí misma. Asimismo, debemos continuar sistematizando todo lo que hacemos y mostrarlo a la comunidad porque esto amplía redes y es un reconocimiento a lo que se hace.

Por otro lado, debemos contribuir al desarrollo de iniciativas realizadas por los/as mismas/os estudiantes, en la búsqueda de que ellos/as se vinculen directamente con el medio real, a través de la intervención en proyectos muy concretos, que aportan a la línea de investigación a través de toda esta vinculación que desarrollamos.

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